El nombre del niño era Gaspar Ruiz de la Parra, el cual creció en Venezuela y también formaría una familia americana, puesto que se casó con Francisca del Berio y fueron padre del capitán Juan Ruiz de la Parra, de igual nombre que su abuelo.
Lógicamente Jerónimo de la Parra, no se conforma con sembrar patatas ni criar vacas lecheras en aquel pedazo de tierra que le asignan en Trujillo y buscará nuevas aventuras donde vislumbre la posibilidad de ganarse el prestigio que había tirado por la borda cuando salió de España.
Como parece ser que Jerónimo, de momento, no estaba decidido a quedarse en Caracas el solar que le habían concedido, fue adjudicado al capitán portugués Juan Fernández de León, el que unos años después fundaría la ciudad de Guanare.
Como ya debía andar cerca de los 60 años, Jerónimo tenía sus razones para no hacer la casa en el solar que le adjudicaron en Caracas, puesto que su mujer, Ana Ruiz, y varios miembros de la familia, seguían instalados y acomodados en El Tocuyo, su hijo Juan Ruiz de la Parra (de excelente preparación cultural) era teniente de gobernador en Barquisimeto; y Jerónimo una vez que Caracas estaba consolidada y había cumplido con su compromiso, como debería contar con sobrados medios de vida, decidió volver definitivamente al El Tocuyo para vivir en paz el resto de sus años.
Se sabe que tanto Jerónimo como su hermano Juan, tenían varios hijos.