Allí estableció contacto con Mariano Fortuny y su círculo de amistades.
Vuelto de Roma se estableció en Barcelona (1875) y, posteriormente, en Madrid, donde terminó residiendo y donde adquirió cierto reconocimiento, desarrollando una importante carrera artística.
Discípulos o colaboradores suyos fueron los escultores Aniceto Marinas, Antonio Parera, Pagés Serratosa, Medardo Sanmartí y Cipriano Folgueras, entre otros.
Jerónimo Suñol es un exponente destacado de la importante expansión y potencial productivo que alcanzaron los escultores catalanes durante el siglo XIX, con capacidad para exportar obra a toda España y también en el extranjero.
Su estilo puede ser adscrito al realismo predominante durante la segunda mitad del siglo XIX.