La mayor parte de su vida parece haber transcurrido en París, donde poseía, en la calle Saint-Jacques, una casa provista de torre, patio y jardín que fue descrita en 1305 como propiedad del difunto Jean de Meung y se dio por un tal Adam d'Andely a los dominicos.
Su muerte estuvo envuelta en detalles anecdóticos, pues legó a los monjes jacobinos de París un cofre que sólo podía ser abierto tras su fallecimiento; estos monjes lo enterraron con grandes honores en su abadía, pero al abrir el cofre vieron que sólo contenía piedras; esto indignó a los jacobinos, quienes exhumaron su cadáver, pero intervino el rey y se lo volvió a enterrar sin que sus restos fueran ya más molestados.
Sin embargo, si se considera al poema principalmente como sátira política, habría que fecharlo en los últimos cinco años del siglo XIII.
Jean de Meung encarna el espíritu burlón y escéptico sobre las fábulas, no creía en supersticiones ni guardaba respeto alguno a las instituciones establecidas; incluso despreciaba las convenciones del feudalismo.
Su poema muestra en el grado más alto, pese a la laxitud de su plan, las facultades de la aguda observación, el razonamiento lúcido y la exposición, lo que le da justo derecho a ser considerado el mayor de los poetas franceses medievales.