En abril, Evžen Plocek hizo lo mismo en Jihlava.
El régimen caería once meses más tarde.
Tras la llamada Revolución de Terciopelo, se conmemoró a Palach y Zajíc con una cruz de bronce incrustada en la acera, en el lugar en que el primero cayó, a la salida del Museo Nacional.
También se nombró a una céntrica plaza en su honor —en la que se encuentra el Rudolfinum—, y el astrónomo Luboš Kohoutek hizo lo propio con un asteroide descubierto el 22 de agosto de 1969: (1834) Palach.
Existen varios otros monumentos a Jan Palach en Europa.