Revolución de Terciopelo

[7]​[5]​ En 1987, una visita de Mijaíl Gorbachov a Checoslovaquia terminó con un pronunciamiento público del líder soviético en Praga instando al gobierno comunista checoslovaco a seguir la liberalización política que la perestroika realizaba en la URSS,[8]​ opinión compartida por Dubcek, anterior secretario general del partido comunista checoslovaco desterrado con la invasión soviética.

[12]​ A fines de agosto, era elegido el periodista Tadeusz Mazowiecki como primer ministro de Polonia, el primer no comunista que ocupaba ese cargo en 40 años, y en septiembre miembros del proscrito sindicato Solidaridad entraban al gabinete ministerial polaco.

Otro factor clave del activismo checoslovaco era la evidencia de que el gobierno soviético, presidido por Gorbachov, rechazaba intervenir militarmente en los países del Pacto de Varsovia para detener la ola de liberalización, siendo que el gobierno de Moscú más bien alentaba a los regímenes comunistas a copiar la perestroika y la glásnost, advirtiendo el Kremlin que no enviaría al extranjero tropas del Ejército Rojo «en defensa del marxismo-leninismo».

[21]​[20]​ Tras la creación del Foro Cívico dirigido por el dramaturgo Václav Havel, y que tuvo su sede en el teatro Linterna Mágica,[5]​[22]​[23]​[24]​ dentro del Partido Comunista de Checoslovaquia se evidenciaron luchas de poder entre los inmovilistas como Gustáv Husák y los reformistas como Ladislav Adamec, lo que llevó a generar un clima de tensión en el país.

El martes 21 de noviembre las manifestaciones continuaron en Bratislava y Praga,[15]​ alentadas por las declaraciones de Miloš Jakeš, secretario general del Partido Comunista, quien insistía en un mensaje televisado que el marxismo era «la única alternativa para Checoslovaquia» y condenaba a los grupos disidentes.

[26]​[23]​ El día 23, los jefes de las fuerzas armadas aceptaron estar «listos para actuar en defensa del gobierno», pero insistieron en que no se usara la fuerza contra civiles; al día siguiente la huelga antigubernamental se extendió al personal de prensa y radiodifusión, llegando al extremo que esa misma tarde la televisión local de Bratislava transmitió entrevistas en vivo a líderes disidentes locales, comentando abiertamente sobre la situación del país y los reclamos opositores, anulando toda censura.

[23]​[31]​ Ese mismo día, Miloš Jakeš y otros jefes del Partido Comunista Checoslovaco solicitaron ayuda a la Unión Soviética pero no obtuvieron respuesta favorable de Gorbachov; la opción de resistir usando tropas contra la población parecía ya descartada, y ante ello el gobierno aceptó abandonar el poder modificando la constitución en la mañana del 29 de noviembre, eliminando el monopolio del poder ejercido por el Partido Comunista.

[5]​[46]​ En 2004, ambos países ingresaron de forma conjunta en la Unión Europea y la OTAN[47]​ (la República Checa ya desde 1999).

Manifestantes checos en Praga ante el monumento a San Wenceslao , noviembre de 1989.
«¡Al secretario general, una huelga general!» Cartel en Praga en noviembre de 1989 contra Miloš Jakeš , secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia.