Jaime Caresmar

Hijo de menestrales acomodados, tras estudiar en su ciudad natal y fallecer su padre pasó a Barcelona bajo la protección del abuelo paterno, y allí estudió y se graduó como doctor en Filosofía y Teología con los Jesuitas en el colegio de Cordelles.

Sostuvo la teoría de que San Severo de Barcelona no existió y su figura se habría formado al fundir la figura del obispo real barcelonés con la historia del también real San Severo de Rávena, mártir del siglo IV.

El obispo de Barcelona Gabino Valladares le encargó sin embargo la ordenación del archivo episcopal, donde trabajó los últimos años de su vida.

Jaime Caresmar está enterrado en Bellpuig.

[1]​ Fue amigo de los grandes eruditos Enrique Flórez, a quien ayudó en la redacción de los capítulos relativos a la diócesis de Vich y Barcelona en su España Sagrada, Gregorio Mayáns y Siscar, José Finestres Monsalvo y Joaquín Lorenzo Villanueva.

Busto idealizado del abad Jaime Caresmar.
Fuente dedicada a Jaime Caresmar, situada en la travesía de San Jaime, en Igualada.