Contiene el islote una necrópolis maya que ha sido datada arqueológicamente en la época clásica tardía.
[1][2] El primer testimonio escrito sobre los vestigios de este sitio precolombino, se remonta a la exploración realizada por el francés Désiré Charnay en 1886.
[3] Pocas investigaciones arqueológicas se han realizado a partir de su descubrimiento, tal vez en razón de la prioridad que se ha dado a la cercana y mucho más importante (arqueológicamente) necrópolis maya situada en la vecina Isla de Jaina.
[2] La cerámica ha permitido datar de manera más o menos precisa la ocupación del sitio en el periodo clásico tardío mesoamericano.
Se supone que en la época la isla perteneció administartiva y políticamente, con la Isla de Jaina, a las entidades que dominaron la región del litoral campechano y que controlaron la región Puuc de la Península de Yucatán.