La isla es famosa por sus habitantes, la mayoría descendientes de los amotinados del HMS Bounty.
Como no hay ríos ni lagos, el agua potable se recoge de la lluvia con cisternas.
En 1790, los amotinados del HMS Bounty y sus compañeras tahitianas se establecieron en la isla.
Aunque aprendieron a sobrevivir bastante confortablemente, las enfermedades y la violencia provocaron conflictos.
A los nueve años solo quedaban dos de los amotinados, once mujeres tahitianas y sus hijos.
En el año 1808, dieciocho años después de establecerse en la isla, los colonos fueron descubiertos por el capitán estadounidense Mayhew Folger del Topaz.
El 1838, Pitcairn se convirtió en la primera colonia británica en el Pacífico y también el primer territorio en reconocer el derecho de voto a las mujeres.
Toda la comunidad se trasladó a la isla Norfolk, entre Nueva Zelanda y Australia.
Cinco años más tarde, cuarenta y cuatro habían regresado a Pitcairn, hasta que se prohibió la inmigración.
En 1887 Gran Bretaña anexionó oficialmente la isla, poniéndola bajo la jurisdicción del gobernador de Fiyi.
La sociedad sigue unas costumbres puritanas que incluyen la prohibición del alcohol y de los bailes.
Los isleños acceden a los ferris anclados en mar abierto con barcas desde la bahía Bounty.
Se han hecho versiones literarias y cinematográficas sobre el motín del Bounty; entre ellas: