[1][2] Isabel fundó el beaterío en 1719, con los pocos bienes que le dejaron sus padres y con caridad.[4] El ministro provincial, Juan Palomero, nombró a Isabel el 10 de junio presidenta y madre mayor del beaterío.[4] El director espiritual de Isabel fue el fraile trinitario José Chacón.[4] El edificio de la calle Enladrillada resultó insuficiente para sus labores y solicitaron al convento la cesión de otras casas, frente a la Puerta del Sol, y la entrega del otro inmueble con sus mejoras.[4] Las religiosas hacían voto de pobreza, castidad y obediencia.[5] Isabel decidió viajar a México para pedir limosnas al arzobispo Juan Antonio Vizarrón y Eguiarreta, que era viejo conocido suyo, y a su tío, Sebastián Caballero, que había hecho una gran fortuna.Estuvo en Veracruz y en Ciudad de México, pero no pudo obtener licencia para pedir limosnas del cabildo eclesiástico, que tenía la sede vacante.En Veracruz escribió una carta a José Pérez de León, un comerciante avecindado en México en cuya casa iba a residir, que era amigo de fray José Chacón.También escribió a fray José Chacón, dándole noticias de su viaje.[7] El 12 de julio recibió licencia del virrey Juan Francisco de Güemes para pedir limosnas durante dos años en ese territorio.El 17 de julio le otorgaron licencia del arzobispo Manuel José Rubio y Salinas para pedir limosnas durante dos años en la archidiócesis.[7] José Pérez de León, su familia y otros comerciantes ofrecieron donativos.
Claustro del Beaterío de la Santísima Trinidad de Sevilla con la estatua de la fundadora.
Virgen de Guadalupe. 1748. Beaterío de la Santísima Trinidad.