También puede deberse por una alteración en la función renal, ya que si el litio no se elimina será acumulado en el organismo.
El empleo en terapéutica del litio está basado en su acción en los trastornos bipolares, ejerciendo un doble efecto, por una parte como antidepresivo interviniendo como potenciador de la acción serotoninérgica, aumentando los niveles del ácido gamma-aminobutírico (GABA) y disminuyendo la sensibilidad de los receptores dopaminérgicos y beta-adrenérgicos.
La fijación del ion sobre la membrana celular o de los orgánulos celulares produce trastornos en su estructura que repercuten en su función.
Las primeras medidas terapéuticas de urgencia serían administrar sal común o soluciones salinas vía parenteral si hay convulsiones.
La hemodiálisis además contribuye a mejorar los niveles de conciencia y los síntomas neurológicos, aunque también se han utilizado en algunos casos diuréticos con buenos resultados.