Su origen se puede concretar, de la manera más aproximada, en la segunda mitad del siglo XIX.
Gracias a este hecho se inició la industrialización, el fenómeno que revolucionó la economía mundial.
Este modelo primitivo de internacionalización productiva era muy simple ya que las empresas solo se internacionalizaban para conseguir materias primas a menos coste, más adelante las empresas transladaron su producción a países extranjeros para conseguir entrar en los mercados exteriores sin tener que pasar por aranceles o medidas proteccionistas que les impedían mantener fluidas relaciones comerciales con ese mercado.
Y tal vez al ver que esas nuevas sociedades anónimas eran muy rentables los pequeños inversores empezaron también a meter sus ahorros en el mundo bursátil pero estas empresas pronto vieron una pared en sus inversiones y era la falta de demanda y el exceso de liquidez ya que no encontraban sitios donde invertir esta desmesurada cantidad de dinero que tenían.
Tras el acontecimiento bélico más importante del siglo XX, la humanidad reflexiona sobre si los modelos de la época (tanto sociales, económicos como políticos) necesitan un cambio.
Este último repercute de manera importante en la internacionalización productiva, el GATT es un acuerdo entre países, principalmente entre los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial, que fomentaba el libre comercio entre ellos así como la libre circulación de capitales y factores productivos, en conclusión se abrieron las barreras para que la internacionalización productiva se propagase en esos países.