Instituto Antártico Chileno
[3] El interés de Chile sobre el continente antártico como un lugar para la cooperación en el desarrollo científico se consolidó con la participación en cumbres como el Año Geofísico Internacional (1957) y la firma del Tratado Antártico (1959), en que se decide formar la sección chilena del Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), el Comité Nacional para la Investigación en la Antártica (CNIA).Como comité interdisciplinar del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU), el SCAR proporciona asesoramiento a órganos internacionales, como las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico, la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático y el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático.En un comienzo no se contaba con oficinas ni con personal, pero utilizaban espacios cedidos por funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores cercanos al tema antártico: Lucía Ramírez, Óscar Pinochet, Santiago Benadava, entre otros[5] El mismo año 1964 se creó el Departamento Científico del INACH, que recibió a los interesados en participar de la Primera Expedición Chilena Antártica (ECA) 1964-1965.Con este equipo humano, pocos medios y el apoyo logístico de las Fuerzas Armadas, se empezó a estructurar un Programa Antártico Chileno, basado en la cooperación recíproca con los centros científicos existentes en el país.Con ayuda de estos colaboradores, fue posible organizar, en algunos casos por primera vez en el país, encuentros con especialistas en cada tema, lo que permitió definir planes a largo plazo en diversas áreas de interés científico en la Antártica y comprometer a los centros interesados en su desarrollo.[7] Hay quienes dicen que la Primera Expedición Antártica corresponde a la realizada en la temporada de 1964-1965.[8] Dichas expediciones se han llevado a cabo de forma anual, desde 1964 hasta la actualidad.El Instituto organiza, planifica, orienta y coordina las expediciones científicas al Territorio Chileno Antártico.Ellas se encuentran habilitadas para alojamiento y cuentan con la infraestructura básica para el desarrollo de actividades científicas.Por una lado, el Boletín Antártico Chileno (BACh), que tiene como fin último reunir dos veces al año la actividad que el INACH realiza, tanto en lo institucional como en lo relativo a ciencia antártica, mediante la información de noticias, entrevistas y artículos sobre ciencia.El fondo bibliográfico comenzó a crecer en material por lo que fue necesario organizar la documentación en fichas bibliográficas y actualmente se pueden buscar libros por medio de la plataforma Marco Polo del Instituto Antártico Chileno.