La diferencia principal con una escultura sonora es que una instalación sonora tiene un espacio de tres dimensiones y los ejes con que se organizan los diferentes objetos sonoros no son exclusivamente internos a la obra, sino también externos.
Una obra de arte es una instalación solo si establece un diálogo con el espacio circundante.
Pueda estar en cualquier espacio, cerrado o abierto, y el contexto es fundamental para determinar cómo una instalación sonora será estéticamente percibida.
La diferencia entre una instalación de arte regular y una instalación sonora es que la última tiene el elemento de tiempo, el cual da al público visitante la posibilidad para quedarse un tiempo más largo mientras la atención al sonido lo permita.
Este factor temporal también da a la audiencia la excusa para explorar el espacio exhaustivamente, debido a los talantes de los diferentes sonidos en el espacio.