[7] Sirva de ejemplo el apresamiento en San Sebastián del inglés luterano Juan Tac que posteriormente fue quemado en la hoguera en Bilbao.
Durante el siglo XVI y principios del XVII, se llevaron a cabo varios procesos por brujería en Guipúzcoa, especialmente en áreas rurales donde las creencias populares en seres sobrenaturales, hechicería, encantamientos o magia eran más arraigadas.
Las mujeres, en su mayoría pobres o marginadas, eran vistas como vulnerables a las influencias demoníacas, según la mentalidad de la época.
El Tribunal de la Inquisición situado primero en Calahorra y posteriormente en Logroño, tenía jurisdicción sobre Guipúzcoa.
Vigilaban la ortodoxia religiosa en los puertos de Motrico, Deva, Guetaria, Orio, San Sebastián, Irún y Fuenterrabía.
También en poblaciones de interior como Albistur, Vergara, Tolosa, Azpeitia, Beizama, Elgueta, Zaldibia, Rentería, Hernani y Oñate.
Además, en Guipúzcoa existieron ocasionalmente los alguaciles extraordinarios de la Inquisición que ayudaban al personal permanente si el trabajo lo requería.
[10] Todos éstos funcionarios controlaban y vigilaban cualquier delito tocante a la Inquisición a menudo por denuncias de los propios vecinos, ya sea por rencillas personales o por el miedo al castigo divino ante la presunta herejía.