Tuvieron diez hijos, de los cuales llegaron a la edad adulta cinco: Julián, Manuel, Antonio, Josefa y el propio Inocente.
En 1883 se trasladó a Moral de Calatrava, donde estuvo hasta 1892 como cura ecónomo.
Pese a su avanzada edad, su amigo, el también historiador Antonio Blázquez atestigua que todavía continuaba hurgando en los archivos e inspeccionando el entorno en busca de restos arqueológicos, e hizo algunos descubrimientos, como una lápida romana y unas ruinas ciclópeas en el cerro de Alarcos.
Escribió prensa periódica, obras piadosas, histórico-religiosas y dos trabajos sobre la Orden de Calatrava.
La obra contiene errores de todo género y es, además, parcial, en tanto en cuanto usa documentación de una sola ideología y no la contrasta con las demás, que muchas veces ignora, sin apenas análisis crítico; se detiene sobre todo en biografiar eclesiásticos y apenas menciona, o abiertamente omite, a personajes liberales, tanto los importantes como los menos importantes, e incluso ignora u omite los datos de otros eclesiásticos más contemporizadores que él.
Su único mérito estriba en la ambición y amplitud del proyecto, que se pretende total, pese a los incontables errores y lagunas ya señalados, que hacen insegura su consulta.
Este carácter anticuado, parcial y poco cuidadoso ya fue reprobado por sus mismos contemporáneos como, por ejemplo, el historiador valdepeñero e igualmente correspondiente de la Real Academia de la Historia Eusebio Vasco y Gallego, quien habla abiertamente de censura: