Inocencio Olea

En su juventud encontró trabajo en la empresa Patricio Echeverria de Legazpia y se trasladó a esta población.

Asimismo, en los mismos años, su firma empezó a hacerse habitual en distintos medios de comunicación, siempre en lengua vasca; así escribió en el Diario Vasco, en la sección que dirigía el también versolari Basarri, figura fundamental en la recuperación del versolarismo en la posguerra.

Sus cenizas fueron esparcidas junto al caserío Mendarte, cumpliendo el deseo del escritor guipuzcoano.

De posicionamientos puristas, Olea supo dar una carácter más intelectual al versolarismo, siendo esta su principal aportación.

Popular y al mismo tiempo culto, Olea constituyó en su momento una figura innovadora en el panorama de la improvisación en lengua vasca, en unos momentos en que esta superaba un proceso de declive que amenazó su pervivencia como actividad literaria.