Entre los años 1946 y 1960 ganó muchos premios en los concursos de versolarismo en el sur del País Vasco.
Fue pionero al hablar de temas poco habituales para la época y sus bertsos se convirtieron en mensajes universales.
[2] Una vez que los espectadores estaban sentados en sus respectivos sitios y los jueces estaban colocados en sus mesas, Alfonso Irigoyen leyó los resultados del concurso; el versolari Xalbador, junto con Uztapide, pasaron a la última fase a competir por la boina, es decir, el premio.
Uztapide y Xalbador, teniendo delante el micrófono, se mantuvieron callados durante estos minutos.
Finalmente el público se fue acallando y Xalbador improvisó un verso memorable y conmovedor dedicado para éstos: cuando cantó la línea «Zuek ezpazarete kontentu, errua ez daukat ez nik, txistuak jo dituzute bainan maite zaituztet orainik.» («Si vosotros no estáis contentos, la culpa no la tengo yo, habéis silbado, pero os sigo queriendo todavía»), los espectadores aplaudieron con tanta fuerza que se dio por terminada la sesión casi sin darle tiempo a cantar los dos últimos versos.