Inmaculada La Cieguecita

Por ello el Jurado Francisco Gutiérrez de Molina y su esposa Jerónima de Zamudio decidieron entonces dedicar la capilla a la Inmaculada Concepción y fundar allí una capellanía.

Otro dice: "La estatua es lo mejor que se ha hecho en el mundo, por ello Juan Martínez Montañés debe vanagloriarse.

Viste una túnica larga, ceñida con un cíngulo, y un manto sobre los hombros que se recoge con el brazo izquierdo produciendo numerosos pliegues.

La pierna derecha está ligeramente flexionada y las manos permanecen unidas.

A los pies, a modo de peana, aparecen tres rostros de ángeles y media luna con las puntas hacia arriba, lo que se considera una anticipación del concepto asuncionista que le dio a la iconografía Murillo durante la segunda mitad del siglo XVII, con un revestimiento de estrellas y la luna bajo sus pies que describen la visión de la nueva Iglesia que se narra en el Apocalipsis.

[4]​ Durante el siglo XVIII, la escultura estuvo revestida con telas, siguiendo los criterios ultrabarrocos de ese periodo.

En esta representación la Virgen permanece también con las manos unidas, la mirada baja, expresión candorosa y ensimismada, y pisando el creciente lunar, sobre cuyo frente aparecen en este caso dos cabezas de querubines.