[1] Las normas iconográficas de Pacheco nunca se cumplieron rigurosamente, siendo este mismo artista el primero en transgredirlas, como también lo hizo Zurbarán en el presente lienzo y en la Inmaculada Concepción.
Sigue exactamente el mismo modelo en postura y ropaje, pero con un canon algo más alargado.
Precisamente, Juan Miguel Serrera apuntó la participación del taller en esta versión.
[3] Con respecto a la citada versión del Museo Cerralbo, Juan Miguel Serrera apuntó una mayor participación del taller en la presente obra, que Paul Guinard considera un boceto, juzgándola anterior a aquella.
Por el contrario, Martín S. Soria señala la armonía de contrastes, la calidad del claroscuro, la refinada ejecución y su mayor movimiento.