Tanto la predela, como el primer y el segundo cuerpo constan de tres pinturas.
El décimo lienzo —coronando el ático— representa a Dios Padre, y es una copia del original.
María Luisa Caturla localizó unos documentos, probando que estas obras no se realizaron hasta 1650.
La Virgen reposa no solamente sobre la luna creciente, con la habitual peana de angelitos, sino también sobre un Sagrado Corazón, cuya punta se apoya en la parte central del paisaje subyacente.
[6] Otra rareza iconográfica es la corona imperial —que recomendaba Francisco Pacheco— inclinada sobre la cabeza.