Continuando a hablar de cosas que no se cuentan en la "Comedía", Dante y Virgilio llegan al final del puente que da sobre la quinta bolgia, y mirando hacia abajo Dante la ve "admirablemente oscura".
Trae en los hombros a un pecador doblado en dos al que tenía por el pie agarrado del jarrete.
Metanlo abajo, que yo regreso en aquella ciudad que está bien llena de estos pecadores: allí todos son estafadores, salvo Bonturo (frase irónica, Bonturo Dati era el más corrupto de Lucca), allí el no con el dinero se transforma en ita (es decir pasada, una deliberación etc).
Inicia aquí una larga y prolífica serie de similitudes animalescas que Dante usa continuamente en este bolgia: se deben por la bestialidad de estos condenados, y también para enfatizar el estilo cómico de las escenas que el poeta se apresura a describir, donde la estructura es parecida a las comedias populares teatrales.
Virgilio hace esconder a Dante detrás de una roca para que no lo vean y le dice que no se preocupe por él: no le sucederá nada porque conoce el camino y ya la hizo (Dante imaginó que Virgilio ya descendió al Infierno poco después de su muerte, episodio narrado en Inf.
Continua después pidiendo que le dejen hablar antes de ser garfiado por ellos.
Virgilio, llamando al diablo por su nombre, le explica que si llegaron hasta allí, superando todos los obstáculos infernales, como puede él no creer que no fue hecho gracias a la voluntad divina.
Variando un poco el vuolsi così colà dove si puote, Virgilio sorprende al diablo con su misión divina y Malacoda deja caer los garfios al suelo y le dice a los otros diablos que no los lastimen.
Estos diablos son amenazantes, pero no hay nada de aterrador en sus acciones.
Justamente ayer, cinco horas antes que ahora, el camino roto cumplió mil docientos sesenta y seis años" (perífrasis de los versos 106-114).
Notable es el sentido grotescamente ridículo que Dante logró hacer con su poesía en este diálogo: en todo el Infierno bien o mal todos los varios guardianas y seres diabólicos cedieron el paso, pero ninguno se puso a dar información "turística" a los dos peregrinos salvo este "pobre diablo".
El canto, así como los siguiente que también hablan de los estafadores, es "cómico" en cuanto tiene los movimientos propios de una comedia representada sobre el escenario: la escena se anima con una pluralidad de personajes las cuales palabras y acciones se entrelazan con ritmo movido (raro en Dante, que se siente mejor concentrándose sobre solo figuras aisladas).
Los diablos, más que inspirándose en la tradición clásica como con muchos otros custodios del Infierno, responden a la fantasía popular: suma también al tono particular de la narración también la enumeración de sus nombres, todos inventados salvo dos que son tomados de la tradición medieval (Alichino, que después se transformará en Arlequín en las comedias, y Farfarello).
Algunos (Riccardo Bacchelli, Natalino Sapegno) enfatizaron los aspectos atroces de este canto, que están presente pero en una luz totalmente ausente de dolor y miedo, o más bien enfatizaron una consternación del poeta un poco forzada.
También una posible explicación alegórica del pasaje dio en algunos casos resultados forzados e inadmisibles.