[6][7] Las razones médicas aceptadas más comunes incluyen: El test de Bishop se utiliza para monitorizar la progresión del cérvix y predecir mediante cinco indicadores si una inducción al parto es indicada o requerida.
[3][11][12] Los métodos utilizados en el parto inducido incluyen medicación farmacológica y aproximaciones quirúrgicas o mecánicas.
Cuando el puntaje de Bishop produce una puntuación es favorable, el mejor agente farmacológico es la oxitocina.
[33] En los casos en que el embarazo se encuentra entre la semana 34 y la 37, y la madre presenta un estado hipertensivo (como preeclampsia o eclampsia), la inducción puede mejorar la perspectiva de la madre pero no mejora o empeora la situación para el recién nacido.
[34] Si hay ruptura de las membranas prematura entre la semana 24 y la semana 37 hay mejores perspectivas si se espera a que el parto se de forma espontánea, siguiendo el proceso bajo una monitorización exhaustiva.
[37][38] En las mujeres que han tenido previamente un parto por cesárea la inducción al parto aumenta el riesgo de ruptura uterina al aumentar el riesgo de que se abra la cicatriz.
[39][40] Pese a que en las últimas décadas la inducción electiva al parto (bajo demanda) en mujeres con un embarazo de bajo riesgo a término se ha relacionado con un mayor riesgo de cesárea,[41] algunos estudios indican lo contrario.
Por otro lado, el parto inducido suele ser más doloroso para la mujer debido a las contracciones o al sangrado, lo que se debe a los efectos de los fármacos o de los métodos mecánicos.