Fue una de las peculiaridades del romanticismo en Brasil y también tiene un reflejo en las artes brasileñas durante el siglo XIX (Víctor Meireles, Rodolfo Amoedo, etc).
Mientras se importaba del continente europeo el idealizado caballero medieval y romántico, en el intento de definir la cultura nacional por oposición a los colonizadores no quedaba otra alternativa que deificar lo indígena, ya que allí no se había experimentado históricamente la Edad Media.
El indigenismo aparece en Castro Alves que aporta la poesía contra la esclavitud, cantando valoración de la naturaleza e indianista.
Dijo que el hombre es originalmente puro, pero está dañado al entrar en contacto con la civilización.
En Brasil estas ideas encontraron aceptación plena entre los artistas y el público, ya que el indio brasileño podría ser identificado como el buen salvaje de Rousseau; al no contar con el campo rico de aventura medieval del romanticismo europeo el caballero medieval representaba la figura del héroe romántico, simplemente fiel, valiente, fuerte y ético.