Incaparina

Fue desarrollada en Guatemala en 1959 por el bioquímico guatemalteco Ricardo Bressani (1926-2015).

Una cucharada de incaparina (18.75 g) brinda 300 kJ (70 kcal).

A esta mezcla se le agregó una serie de vitaminas y minerales, particularmente vitamina A, calcio y riboflavina.

Debido a la escasez del algodón, Incaparina fue reformulada hasta llegar a la mezcla actual de harina de maíz y harina de soja fortificada con vitaminas y minerales.

En 1959, el INCAP presentó el proyecto de la incaparina al consejo directivo de la corporación Castillo Hermanos para ofrecer una licencia de producción y distribución a largo plazo.