La impresión al carbón o al carbono es un antiguo procedimiento fotográfico que consiste en sumergir un tejido o papel en una solución coloidal de dicromato de potasio para obtener su sensibilización a la luz.
[1] Este proceso se utilizó al estudiar la decoloración de las copias fotográficas y fue patentado en 1864 por Joseph Wilson Swan.
Después vuelve a ponerse en contacto con otro papel impregnado en gelatina insoluble y ambos se sumergen en agua; como consecuencia la gelatina permite la transferencia de la imagen a la otra hoja en forma de relieve.
Más tarde William Henry Fox Talbot encontró que coloides como la gelatina y goma arábiga se convertían en insolubles en agua después de la exposición a la luz.
Se exponen sucesivamente tres capas de gelatina que contienen pigmentos: primero amarillo, luego magenta y después cian; luego se transfieren a un soporte blanco opaco (sustrato, base o un servicio, es decir, de papel o Melinex ) y se tratan en agua caliente (≈ 100 °F a 105 °F).