Mantuvo este título hasta 1979, cuando fue derrocado por su predecesor David Dacko y se restauró la república.
La nueva carta magna instauraba una monarquía parlamentaria, al menos sobre el papel, y cambiaba el nombre del país por el de Imperio Centroafricano.
Tras esto, Francia intentó que accediera a abdicar, pero ante su negativa los franceses pusieron en marcha un plan (Operación Barracuda) para derrocarle.
Sus galas, su fastuosa ceremonia de coronación y su régimen se inspiraron en gran medida en Napoleón I, que había convertido la Primera República Francesa, de la que era primer cónsul, en el Primer Imperio Francés.
Muchos pensaron que Bokassa estaba loco y compararon su extravagancia egoísta con la del otro dictador excéntrico conocido en África: el mariscal Idi Amin.
Sin embargo, en la práctica, el emperador Bokassa conservó los poderes dictatoriales que poseía como presidente, y el MESAN siguió siendo el único partido legalmente permitido.
La represión de los disidentes seguía siendo generalizada, y se decía que la tortura estaba especialmente extendida.
La operación Barracuda comenzó la noche del 20 de septiembre y terminó a la mañana siguiente.
Cuando Jean-Bédel Bokassa tomó el control de la República Centroafricana, el presidente francés en ese momento, Charles de Gaulle, no quiso comprometerse con el nuevo líder, negándose a recibirlo y llamándolo "maldito idiota".
Después de varias acusaciones contra Bokassa, incluida la golpiza a niños en edad escolar y el canibalismo, Francia intervino con dos operaciones que buscaban sacar a Bokassa de su cargo, siendo la última la Operación Barracuda.
Durante su primera visita al país en 1970, Bokassa le obsequió diamantes y tallas de marfil.
Este escándalo se denominó más tarde "Diamondgate" o el escándalo de Diamonds Affair que más tarde llevó a Giscard a perder la presidencia en las elecciones de 1981.