La ortodoxia oriental estaba muy extendida en Bielorrusia occidental y la Volinia ucraniana.
Antes, en enero de 1922, el gobierno polaco había emitido una orden reconociendo a la Iglesia ortodoxa y colocándola bajo la autoridad del Estado.
En ese momento, un ucraniano, Yurii Yaroshevsky, fue nombrado metropolitano y exarca por el patriarca de Moscú.
Cuando Yaroshevsky comenzó a rechazar la autoridad del Patriarcado de Moscú, fue asesinado por un monje ruso.
En Volinia un total de 190 iglesias ortodoxas orientales fueron destruidas y otras 150 se convirtieron al catolicismo romano.