Aunque la difusión del cristianismo en Polonia tardó siglos en completarse, el proceso fue finalmente exitoso, ya que en varias décadas Polonia se unió al rango de estados europeos establecidos y reconocidos por el papado y el Sacro Imperio Romano.
La influencia cultural morava desempeñó un papel importante en la propagación del cristianismo en las tierras polacas y la posterior adopción de esa religión.
[5][8] La esposa de Miecislao, Dobrawa de Bohemia, una ferviente cristiana, desempeñó un papel importante en la promoción del cristianismo en Polonia, y podría haber tenido una influencia significativa en la conversión del propio Miecislao.
[7][10] Sin embargo, otros historiadores han sugerido lugares alternativos, como Ostrów Lednicki, o incluso en la alemana Ratisbona.
[8] Aunque al principio la religión cristiana era «impopular y ajena», el bautismo de Miecislao tuvo una gran influencia,[3] pero tuvo que ser impuesto por el Estado, y se encontró con cierta oposición popular, incluida una sublevación en la década de 1030 —especialmente intensa en los años 1035-1037—.
[5] Inicialmente, el clero procedía de los países de la Europa cristiana occidental; el clero polaco autóctono tardó tres o cuatro generaciones en surgir, y fue apoyado por los monasterios y frailes que se hicieron cada vez más comunes en el siglo XII.
[3] En el siglo XIII, el catolicismo romano se había convertido en la religión dominante en toda Polonia.
[5][8] Sustituyó varios cultos menores por uno único y central, claramente asociado a la corte real.
Así, la organización eclesiástica apoyaba al Estado y, a cambio, los obispos recibían importantes títulos gubernamentales —en la época posterior, fueron miembros del Senado de Polonia—.