Igualmente, otras de las pinturas del retablo fueron realizadas por el artista Joan Barés.
Así mismo, dicha iglesia estuvo sin sus bóvedas y en desuso hasta que fue rehabilitada al culto en el año 1946, siendo inaugurada el 20 de octubre de ese mismo año.
Lamentablemente, la Iglesia es el único testimonio actual que queda de dicho conjunto, ya que el resto del complejo religioso fue demolido durante la década de los 70 del siglo XX.
No obstante, el portal lateral, que daba acceso al edificio del convento, fue rescatado y salvado de la destrucción.
Volviendo a la iglesia conventual, la fachada está dividida en dos cuerpos claramente diferenciados; uno inferior y otro superior.
El cuerpo inferior pertenece en su totalidad a la etapa del convento dominicano, conservando todos sus elementos ornamentales.
Esta parte está partida en tres vanos enmarcados por seis pilastras jónicas, el central reforzado por dos semipilastras más y en él se abre la puerta principal, con dintel y frontón escarzano.
La torre nueva no responde a la imagen del conjunto, puesto que esta fue construida ya en el siglo XX al incluirse dentro del proyecto de reconstrucción de la iglesia.