Iglesia y claustro estaban en la periferia, delante del puente que llevaba al centro histórico.
Sin embargo, en 1623 volvieron a Liubliana y decidieron construir una nueva iglesia delante del puente porque el peligro de los turcos ya había pasado.
En 1645 el barón Konrad Ruessenstein propuso la construcción de una nueva iglesia en el mismo sitio y donó dinero, del cual se sabe que había sido asignado a su difunto hijo.
Al final del s. XVII la iglesia ya tenía la apariencia que tiene hoy día.
Sin embargo, los creyentes exigían que se abriera la iglesia y así lo hicieron ya en el mismo año.
El eje vertical está acentuado con ventanas en la parte central y con pirámides decorativas al final del ático.
La fachada está dividida adicionalmente con tres estatuas de mármol, que representan la Anunciación.
No hay muchas iglesias en Eslovenia que tengan tres etapas consecutivas de frescos monumentales.
Algunos expertos opinan que se trata del último ejemplo de ilusionismo barroco en Europa.