Debió surgir hacia el siglo XII, y formaría parte del amplio conjunto de arquitectura mudéjar de Cuéllar.
Durante su existencia fue una parroquia pobre y de escasa vecindad, tal y como se desprende de los tributos y diezmos que hacía a la iglesia.
Este pudo ser el motivo para que desapareciese en el siglo XVII, siendo anexada primero a la parroquia del Salvador y más tarde a la parroquia de Santa María de la Cuesta.
De su fábrica se conserva únicamente la torre, que fue desmochada en el siglo XX y adaptada a la vivienda que se construyó adosada a ella.
Se desconocen los ornamentos que existían en su interior, aunque se supone que la talla de San Sebastián que se conserva hoy día en la iglesia de Santa María de la Cuesta fuera la imagen que presidía el retablo del altar mayor de la iglesia.