En 1648, tanto el convento como la Iglesia habían sido muy renovados, contando con espacio para cuarenta religiosos y una escuela para niños.
Se compone de un pequeño espacio cerrado por una cancela de hierro enmarcada por columnas de estilo dórico a cada lado, soportadas por gruesos pedestales y estriadas en las zonas más altas, que soportan un friso decorado con triglifos y metopas en las que se inserta un motivo estrellado que también se repite en el interior del edificio.
Su techo es una rica armadura soportada por pechinas de madera labradas en forma de abanico, datadas en la primera mitad del siglo XVI, aunque no se descartan posibles añadidos del siglo XVII.
[3][5] Realizado a finales del siglo XIX, la Hermandad fundada en 1550, decide invertir en adecentar el templo, y entre algunas medidas se encuentra la realización de un retablo con el escudo de la Hermandad.
Por las dimensiones de la capilla, es considerablemente más pequeño que el retablo del Presbiterio.
Toda la parte pictórica se halla muy repintada, por lo que es muy difícil datarla, en la mayoría de los casos la importancia la tiene exclusivamente la figura, y ésta aparece con una gran monumentalidad.