En filosofía se llama identidad de los indiscernibles, o a veces también ley de Leibniz,[1] a una variedad de principios ontológicos,[2] a saber: Intuitivamente, una propiedad cualitativa es una propiedad intrínseca a los objetos,[3] que puede ser instanciada por más de un objeto y que no involucra una relación con ningún otro objeto particular.
[2] Por ejemplo, la propiedad de estar sobre una mesa cualquiera.
El primero de estos principios es trivialmente verdadero y necesario.
[2][3] Dado el principio de identidad, se sabe que el objeto b tiene la propiedad de ser idéntico a sí mismo, es decir a b.
Luego, si suponemos que a y b comparten todas sus propiedades, entonces a también tendrá la propiedad de ser idéntico a b, que es lo que se quería demostrar.