Realismo platónico

Sin importar su descripción, el realismo platónico dice que los universales sí existen en un sentido más amplio y abstracto, aunque no a una distancia espacial o temporal de los objetos corpóreos y de los seres humanos.

Es decir, para entender términos como manzaneidad y rojeza, el realismo platónico dice que se refieren a formas o idea.

En efecto, el platonismo obtiene mucho de esta posibilidad, porque al mencionar rojeza, por ejemplo, parece estar refiriéndose a algo que está aparte del espacio y del tiempo, pero que tiene muchas instancias específicas.

Aunque algunas versiones del realismo platónico consideran las formas platónicas como ideas en la mente de Dios, la mayoría consideran que las formas no son para nada entidades mentales, sino más bien prototipos (modelos originales) de los cuales los objetos particulares, las propiedades y las relaciones son copias.

Dos grandes críticas del realismo platónico se refieren a la inherencia y la dificultad de crear conceptos sin percepción sensorial.

Tales argumentos típicamente propugnan que la relación entre un particular y su forma es muy inteligible y fácilmente aprehensible; que la gente aplica la teoría platónica sin problemas en la vida cotidiana; y que la crítica de la inherencia fue únicamente creada por la necesidad artificial de explicar el entendimiento normal de inherencia como si fuera altamente problemático.

Los críticos, sin embargo, cuestionan el cómo se puede tener el concepto de una forma existente en un mundo especial en el universo, aparte del espacio y del tiempo, si tal concepto no proviene de una percepción sensorial.

Como la crítica ha, después de todo, naturalmente entendido lo abstracto, la respuesta incita simplemente a abandonar los prejuicios y aceptarla.

Platón creía en un mundo donde residían los conceptos universales que denominó como formas