Además, destaca por su diversidad de libélulas, entre las que se incluyen especies como Sympetrum gilvum e Ischnura cruzi, ambas registradas exclusivamente en este humedal.
En años recientes, se han llevado a cabo jornadas impulsadas tanto por la comunidad como por las administraciones del humedal, enfocadas en la reintroducción de especies nativas.
Entre estas se destacan el arboloco (smallanthus pyramidalis) y el trompeto (bocconia frutescens), contribuyendo a la restauración ecológica del área.
[3] La flora acuática del humedal ha sufrido un grave deterioro debido a las intensas sequías registradas entre 2015 y 2017, que redujeron drásticamente los niveles de agua, provocando la desecación total en varias áreas.
Como resultado, especies invasoras oportunistas, como el pasto Kikuyo (Pennisetum clandestinum), han colonizado el vaso hidráulico del humedal, afectando su equilibrio ecológico.
En zonas cercanas al humedal se está construyendo un proyecto inmobiliario con torres que superan los 14 pisos, lo anterior a generado un malestar colectivo entre la comunidad y los defensores del ecosistema.