Hortera, en su significado y denominación original, era el dependiente, mancebo, mozo o menestral empleado en el floreciente comercio de la burguesía madrileña del siglo xix y primer tercio del xx,[1] retratado a menudo por sus contemporáneos como personaje pintoresco y castizo.[2][3][4] Fue descrito con precisión por maestros de la literatura del realismo español, como Benito Pérez Galdós y su émulo Ramón Pérez de Ayala,[a] o literatos multifacéticos como Ramón Gómez de la Serna, y apareció como personaje coral muy frecuente en la zarzuela.Otras grandes capitales españolas presentan tipos similares de la iconografía del hortera; así, por ejemplo, el cajero hispalense, prototipo sevillano del modelo madrileño, o el factor valenciano.[11] Benito Pérez Galdós recreó la personalidad del hortera en muchas de sus novelas.[14] Como en este pasaje del Cuadro tercero de La verbena de la Paloma, firmado por Ricardo de la Vega:[15] Algunos estudios sobre el tema localizan la aparición del nuevo hortera y la horterada (ya con carácter nacional y no circunscrito a la capital de España) al final de la década de 1960, coincidiendo con el ocaso del franquismo y la caprichosa liberalización de las tradicionales formas encorsetadas del pueblo español,[16] abierto por fin sin pudor a las modas extranjeras, y en el estratégico momento determinado por la estética llamativa, colorista y acaramelada que siguió a la moda beat, importada desde Estados Unidos e Inglaterra,[17] definida por la lentejuela, el pantalón acampanado, las grandes solapas y los zapatos de tacón rococó, popularizada por singulares estrellas de la música como lo fueron Queen, The Bee Gees, David Bowie o el cuarteto sueco ABBA.
Menestral
gremio mayor en el que se encontraban los horteras, en el catálogo de trajes de Madrid, dibujado por
Antonio Rodríguez Onofre
, y publicado en 1801.