La evidencia arqueológica se halla en forma de cerámicas representativas o «huacos», generada por varias civilizaciones antiguas del actual territorio peruano, siendo las más famosas de ellas las culturas moche y chimú, aunque también pueden ser encontradas en la civilización nazca o en otras culturas prehispánicas.
[1] Entre los años 300 a. C. y los 700 d. C. floreció en el norte del Perú la cultura mochica, caracterizada por su cerámica escultórica (localmente denominada «huaco») que representaba personas realizando el coito anal heterosexual y el coito anal masculino gay,[2] así como sexo oral entre hombres.
Se desliza la idea que esta acción estaba orientada a ‘salvar’ la identidad nacional, claramente motivada por un sentido heteronormativo.
[3] A pesar de este esfuerzo organizado para destruir estos artefactos, muchos han sobrevivido hasta nuestros días.
[5][6] Se puede inducir en el pasaje anterior que existían sujetos con una fluidez de masculino (cuerpo sexuado) a femenino (expresión corpórea).
En el siglo XVI, los pueblos originarios de América tomaron contacto con los europeos que arribaron al Nuevo Mundo.