Historieta gaucha

En la segunda mitad de la década del '30 fueron las revistas las pioneras en enmarcar al gaucho en las viñetas con nuevas técnicas y argumentos para sus historias.

Cirilo es un héroe que mata por la Patria y no para defender su vida o engalanar su imagen.

Al respecto Gociol y Rosemberg destacan que los gauchos de Rapela “son personajes arquetípicos.

Asumido esto con naturalidad, sobre esa base construye el arquetipo de un gaucho que todo lo puede: su fuerza, su astucia y cierto azar lo convierten inevitablemente en vencedor”[9]​ El género historieta es un género narrativo mixto que combina texto e imágenes para contar una historia.

El resultado es una historieta con viñetas que exige una lectura rigurosa y mayores esfuerzos de interpretación.

La siguiente planilla permite visualizar el desarrollo de la Historieta gaucha en nuestro país y repasar su relación con los medios gráficos.

Sus argumentos fueron simples y redundantes en su resolución, reivindicando personajes gauchos en los que sobresalía una sola línea de conducta.

El primer gag de la tira se desprende del título ya que el hombre duro que promueve el enunciado es un niño revoltoso, cuyo nombre Abrojo remite a una irritante vegetación silvestre de nuestro país, cuyo fruto de composición esférica y con fuertes púas lo hace punzante en contacto con la piel y fácilmente adherible a las vestimentas.

La trama presenta personajes fijos que acompañan al protagonista en sus travesuras o bien son víctimas de estas.

También es recurrente la presencia del comisario que intenta castigar el accionar imprudente de los niños pero invariablemente resulta burlado.

Todos los personajes hablan un lenguaje simple, similar al utilizado por los lectores del medio en el que se intercalan algunos usos y modismos propios del hombre de campo: decir viá en lugar de voy, ió por yo, o juir por huir.

El gaucho peregrino y solitario es remplazado por un chiquilín que vive en su casa junto a su familia.

Por eso Destuet optó por un dibujo caricaturesco que abandonó el realismo de la figura humana y recreó la imagen burlona del gaucho.

Al mismo tiempo el nombre Toribio, de uso extendido entre la gente de campo, se asimila a la palabra Toro y con ello a las cualidades y sentidos que ésta encierra: sugiere fortaleza, vigor, bravura, fertilidad.

El nombre designa una condición que luego se refuta en presencia de las verdaderas características del personaje.

Esta imagen degradada se funda en la impronta del Viejo Viscacha; aunque reparada, actualizada y también pícara.

El principal aporte lo hizo la pluma de Walter Ciocca, dibujante y guionista que tomó las historias escritas por Eduardo Gutiérrez, con tanta aceptación que la efigie del gaucho se convirtió en el héroe mítico de todos sus guiones.

Luego surgieron Hilario Leiva, Mariano Flores, Andrés Molina y Lindor Covas, hijos de mi fantasía que demostraron, fehacientemente, que había encontrado, en realidad, una montaña en la cual todavía hay mucho que explotar"[19]​Es muy interesante reparar en sus declaraciones para entender cómo Ciocca se vinculó con las representaciones peyorativas del gaucho y cómo operó para recomponer su figura, logrando interpretar su potencial para reconstruirlo como el nuevo héroe de historietas.

No obstante, Don Ruperto aprovecha la reclusión del gaucho y se casa con su prometida Mercedes.

Al tiempo Juan Cuello logra escaparse del cuartel pero las circunstancias hacen que no pueda encontrar a su amada.

Víctima del abuso e injusticias de la Mazorca entrega su vida a combatir las partidas de serenos (policías) y a luchar contra la justicia que los ampara y que establece una ley diferencial para el gaucho.

En esa lucha hay alianzas con iguales que tras sufrir las mismas iniquidades comparten un solo destino.

A diferencia de la novela que inicia con Hormiga Negra ya viejo, cumpliendo su condena en prisión, la versión de las viñetas comienza en el momento que el personaje principal, joven y atrevido, declara su amor a Marta y ambos deciden aquerenciarse para forjar una vida juntos.

Su personaje principal es Guillermo Hoyos, alias Hormiga Negra, un gaucho adolescente, de hermosas facciones y cuerpo atlético.

La muchacha asiente gustosa correspondiendo al amor del joven y juntos inician un apasionado romance.

Si con lo que he hecho ha sufrido usted algún prejuicio, ha sido sin querer y le pido perdón”).

El peón Alejandro sale en defensa de la vieja y se enfrenta al joven Hormiga decidido a liquidarlo.

Esta situación fue percibida por Walter Ciocca y no sólo eligió la historia de Santos Vega sino que al mismo tiempo decidió intervenir en el desarrollo del argumento para acentuar aún más este conflicto.

A diferencia de los casos anteriores en que respetaba la trama original del texto (sin realizar variaciones de importancia), con Santos Vega se concede efectuar algunas supresiones y alteraciones que le permiten iniciar la historia focalizado en dos aspectos sobre los que pretende gire el desarrollo de la acción: a) por un lado, le interesa seguir trabajado con el conflicto de dos almas que se aman y pretenden unir sus vidas pero se ven obstaculizadas por el mandato de familias que pertenecen (o aspiran) a dos mundos (clases) distintos; y b) por otro, pretende recuperar y polemizar sobre el argumento que funda una tajante separación entre la ciudad y el campo, el cual intenta establecer la superioridad natural de quienes nacen y habitan en la ciudad: esta jerarquía procura hacer prevalecer la condición de pertenencia a un determinado espacio por sobre las cualidades individuales de una persona (valores, inteligencia, creencias, etc.); premisa que en el caso del gaucho se suma al sentido jurídico/económico que lo define como un vago mal entretenido y lo ubica en una condición inferior a la del hombre común.

La historia de Hilario Leiva, “El Rebelde” logró incrementar el interés de sus lectores e impulsó a Walter Ciocca a escribir su segunda y más destacada obra del género historieta: Lindor Covas.