Historieta en el Perú
En 1887 se funda el semanario El Perú Ilustrado, que hasta 1890 dará a conocer autores como Julio Gálvez (Aventuras de una suegra) y sobre todo Zenón Ramírez (autor este último del guion de un álbum humorístico en 1888).Ya en el siglo XX, surgen nuevas revistas que acogen temas humorísticos e infantiles como Actualidades (1903-1907), Monos y monadas (1905-1906)[3] y Variedades (1908-1932), con obras de Pedro Challe (Cinema o La semana cómica, ambas de 1912), Julio Málaga Grenet, Juan Marcos Sarrín (Historia del Perú en guasa, 1916), Víctor Morey (Aventuras de Pepito u Chumbeque, 1919) y Abraham Valdelomar.También destaca la revista Tiralínea, de 2004, cuyo editor es James Dettleff, que ha publicado hasta la fecha 20 números.En el 2008 se fundó el estudio Perro Muerto Producciones, que desde entonces ha estado produciendo y rescatando material diverso de autores del Mangakan como Carlos Méndez Chang (Q.E.P.D.), Carlos Anglas, Jose Luis del Castillo y Paulo Rivas, así como publicando las obras de jóvenes autores como Eugenia Joyuén, Juan Pablo Montenegro, Alonso Molina, Javier Soto, Pedro Castro y otros.Algunos ellos son: A ellos se suman artistas independientes como Miguel Det, Diego Rondón Almuelle, César Carpio, Carlos Castellanos, entre muchos otros.En Arequipa el grupo Tawa ha tenido un éxito sin precedentes con su cómic "Ayar, La Leyenda de los Inkas" que ha sido publicado por la empresa Jattos Publisher en 170 países.El autor era un español llamado Gaspar Rico, quien escribía en El Depositario sus ideas políticas, para luego convertirse en consejero del virrey La Serna.Debido a los problemas sociales que el país atravesaba, el humor gráfico se vio estancado en cierta medida, solo El Murciélago seguía publicando.Ahí es cuando aparece El Perú ilustrado, que tenía influencia de países extranjeros como Estados Unidos y España.No obstante, las caricaturas políticas fueron reemplazadas por ilustraciones que plasmaban la realidad de una forma más directa.También aparece el escritor y periodista Abraham Valdelomar, quien colaboró en diversas revistas de la época con sus caricaturas políticas, dándoles un estilo estético diferente.Surge en la revista Palomilla un personaje particular, un bandolero Fantasma que incluye a la sierra dentro del humor gráfico, denunciando la explotación acontecida en dicha región.Pero los años fueron pasando y en 1965 se dan los primeros intentos para los cómics peruanos en colores basados en leyendas incaicas.Además, las políticas públicas permitieron un mayor consumo de la industria cultural del sector popular en el país.Las historietas que aparecían mostraban la realidad campesina, incluyendo momentos de humor y aventura.Así, otra figura importante fue Juan Acevedo, quien realizó historietas combinando la aventura y el humor.Posteriormente (1989) aparece otro personaje “Luchín González”, como forma de protesta contra la guerrilla en el interior del país.Y es que durante la época de conflicto interno, las caricaturas e historietas no se hicieron esperar.Aparece una larga lista de caricaturistas, entre ellos Mario Molina, Alfredo Marcos, Alonso Nuñez, Julio Carrión, etc.El ya mencionado Alfredo Marcos creó “El país de las maravillas”, que combinaba series familiares y caricatura política.Los temas variaron, desde un humor social combinado con lo político (como en “Los Calatos”), que utilizaba el doble sentido como recurso principal; hasta la temática de la vida cotidiana.La misma fue un crisol de diversos autores durante los dieciséis años que duró la revista, publicándose su último número, el 20, en el 2017.Si bien no todos desarrollan ese estilo, gran parte tiene marcada la construcción del imaginario popular en sus trabajos.No solo por el avance de la tecnología, sino porque también se ha visto como un medio para poder a un mayor número de personas; sin embargo, esto ha llevado que se establezcan algunas limitaciones en los temas y en los recursos a utilizar.