El producto interno bruto per cápita se colocó a la par del de Argentina y Uruguay.
[3] Sin embargo el mayor bienestar alcanzó a muy pocos, constituyendo la base de la Revolución mexicana, el conflicto armado que transformó la estructura política, económica, social y cultural del país durante el siglo XX.
A partir de 1986, se liberaliza la economía, eliminando restricciones al comercio, desregulando la industria, privatizando empresas estatales y reformando el sector financiero.
Las principales actividades económicas del virreinato fueron la minería, la agricultura (maíz, cacao y otros productos originarios de la antigua Mesoamérica), la ganadería (introducida por los europeos, quienes trajeron la mayor parte de los animales criados) y el comercio (limitado únicamente a las posesiones españolas).
Según las leyes vigentes, los particulares podían poseer terrenos pero todas las riquezas del subsuelo eran propiedad de la Corona.
Así, la minería fue consolidando su posición como la actividad económica más redituable en el virreinato, pero cayó a mediados del siglo XIX, al surgir la industria, caer las minas a causa de las guerras, y devaluarse la moneda de oro en 1882.
La idea era establecer dos flotas distintas, ambas compuestas por galeones con cañones y barcos mercantes para llevar la carga.
Las encomiendas nacieron a principios del siglo XVII, era un sistema en que los indígenas estaban al completo servicio del conquistador, quien tenía la obligación de impartirles educación cristiana y defender su territorio de cualquier ataque.
Fue entonces cuando comenzó el comercio del gusano de seda, con moreras plantadas en todo el país, pero especialmente en el Bajío.
Esta desigualdad junto a la represión política y la repetida reelección de Díaz, constituyeron las bases de la Revolución mexicana (1910-1917) un conflicto armado que transformó radicalmente la estructura política, económica, social y cultural del país durante el siglo XX.
Su comercio no se vio afectado, al contrario tuvo un incrementos en el nivel de exportaciones para cubrir la demanda de estos países lo que le permitía vender a precios altos alimentos y materias primas.
En cuanto a los ingresos aduaneros vemos una gran reducción en torno al 67% ya que las actividades tanto de importación como exportación se habían reducido en igual medida.
Las importaciones como los ingresos aduaneros se incrementan debido a que en 1940 surge el periodo conocido como Milagro Mexicano que se caracteriza por la aplicación de una serie de reformas económicas y sociales por parte del Estado para desarrollar el mercado interno y la industria principalmente.
En la década de los cuarenta se instauró una política económica caracterizada por un mayor nacionalismo económico, que sin eliminar el principio de libre mercado y competencia, quería modernizar el país, con empresas nacionales en sectores estratégicos, protegidas del exterior con barreras arancelarias, en el que la inversión procedente del exterior no podía controlar las empresas mexicanas.
La segunda etapa coincide con la década de 1960, en el que la industria registró un buen crecimiento económico, pero comenzaron a aparecer limitaciones al sistema.
La clase obrera sufrió un cambio importante gracias al papel que comenzaron a desempeñar las mujeres.
Fue sucedido por Miguel Alemán Valdés (1946-1952) quien modificó la constitución permitiendo propiedades agrícolas de mayor tamaño.
Ruiz Cortines dio un gran impulso a la industria, tal y como había sucedido en administraciones anteriores.
Así, la generación de electricidad, hasta entonces controlada por empresas extranjeras como The Mexican Light and Power Co., pasa a manos del gobierno.
Durante su sexenio la economía estuvo en auge gracias al secretario de hacienda Antonio Ortiz Mena (1958-1970).
[26] En 1970, el PIB era seis veces superior al de 1940, mientras que la población sólo se duplicó en el mismo período.
Estos déficits se financiaron mediante una elevación del endeudamiento exterior y las ventas de petróleo.
La inflación, que había sido baja durante el gobierno de Díaz Ordaz, aumentaría hasta un promedio del 15% anual.
[25] Durante su mandato se dio la primera crisis económica desde el inicio del "Milagro Mexicano".
Se produjo una recesión severa con una recuperación lenta, que se pone de manifiesto en la disminución anual del PIB, en el lapso 1981-1988, del 0,16% y el ingreso per cápita, en 1986, era aun un 10% más bajo que el de 1981.
Cuando Miguel de la Madrid Hurtado llegó al poder, la banca había sido nacionalizada tres meses antes por su antecesor José López Portillo.
Esto produjo un reto a la industria nacional y a los campesinos mexicanos que debieron batallar para poder competir con los productos importados de Estados Unidos que reciben subsidios y tienen maquinaria agrícola de punta.
[39] Además, se lanzó el programa Primer Empleo que elimina las cuotas de los empresarios al IMSS durante un año cuando estos contraten nuevo personal que no tiene experiencia laboral previa y por lo tanto, tampoco registro en el IMSS.
Durante su primer año sostuvo las disciplina fiscal y profundizó la política de austeridad.
Durante su primer año se realizó la firma definitiva del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.