La historia de la Semana Santa de Vivero se remonta hasta el siglo XIII, cuando se fundaron las dos cofradías más antiguas que organizan sus procesiones.
Alcanzó un gran esplendor en el siglo XVIII, cuando la Venerable Orden Tercera Franciscana y la Cofradía del Rosario empezaron a incorporar nuevas imágenes.
Se sabe que visitó los Santos Lugares (Egipto, Palestina, Siria, Mesopotamia, Asia Menor y Constantinopla), en un largo viaje, entre 381 y 384, recogiendo sus impresiones en su libro Itinerarium ad Loca Sancta.
[4] Las cofradías de la Purísima Concepción y de la Vera Cruz alcanzaron su máximo esplendor en el siglo XV y el siglo XVI.
En esta guerra, tiene lugar un hecho recogido por la tradición popular, ya que el general Treni decidió mostrar misericordia y no fusilar a los devotos de un Ecce-Homo que se encontraba en dicho convento, permutando la pena capital por el saqueo de la ciudad.
Estas inscripciones, junto a diversos donativos, fueron vitales para la revitalización de la Semana Santa vivariense.
Después de esta iniciativa, se le encarga al maestro valenciano José Tena la imagen del Cristo Yaciente, así como la imagen del San Juan y la de María la Magdalena.
En el año 1947 empezó a publicarse la primera revista sobre la Semana Santa vivariense, titulada «Pregón».
Con la declaración de Interés Turístico, se multiplicaron las acciones promocionales, siendo habituales las retransmisiones televisivas.
En el año 2005 se crea una nueva procesión, el Vía Lucis o Cristo Resucitado, que desfila en la tarde del Domingo de Resurrección.