La calificación puede expresarse con valores numéricos o con letras del alfabeto (generalmente desde la A hasta la F, sin contar la E), según los parámetros establecidos por las leyes de cada país.
En el caso del valor numérico, por lo general se toma como el mínimo aprobatorio el 60 por ciento de la calificación máxima, en el caso español y venezolano el mínimo es exactamente el 50 % de la materia.
Según cada nivel, se consideran las siguientes apreciaciones: excelente, sobresaliente, distinguido, bueno, suficiente, deficiente y muy deficiente, en países de América Latina; en España, la tradición es «matrícula de honor» (es un honor más que una nota, que premia al mejor alumno en el caso de que haya obtenido normalmente una nota media igual o superior al 8,5), sobresaliente, notable, bien, suficiente, insuficiente.
La nota mínima para aprobar era 11 o en su defecto, 10.5, ya que se promediaba como tal.
En determinados colegios y centros de educación superior, la nota mínima recibida era 05, reservándose la nota 00 para indicar que el alumno no rindió el examen o que cometió alguna falta grave, como plagio, exceptuando algunas escuelas las cuales 00 no era considerado una calificación.
Se solía acompañar la nota, con una letra, según la siguiente escala que fue modificada para entrar en vigencia en el año 2022.
En la escala adoptada por la Universidad de la República, se utiliza una mezcla entre números (del 1 al 16, donde el mínimo aceptable para aprobar exámenes es 3, equivalente al 50 o 60%) y letras (DDD a SSS, correspondiendo las mismas a cada número).
En el caso de obtener el 5 en una calificación final, el alumno tiene que volver a cursar el grado.
Existen diferentes maneras de concederla según la comunidad autónoma, aunque lo habitual es que se le conceda al que mejores resultados académicos haya tenido siempre y cuando su nota sea igual o superior al 9,0; no es obligatorio que el profesor conceda matrículas de honor.