Hipias de Atenas

Fueron la humillación y los celos los que llevaron a ambos a asesinar al tirano (514 a. C.), aunque la opinión popular ateniense los elevó al rango de héroes contra la opresión, especialmente después de que Hipias los hiciera ejecutar.

Esparta, preocupada por la progresiva expansión de Atenas, duda en intervenir directamente.

[1]​ Pero un nuevo intento dirigido por el propio rey de Esparta, Cleómenes I, consiguió sitiar a Hipias y sus seguidores en la Acrópolis ateniense.

Más tarde los espartanos consideraron que una Atenas libre y democrática podría representar un peligro para la hegemonía de Esparta e intentaron reponer a Hipias como tirano, pero este se había refugiado ya en la corte persa de Darío I. Persia amenazó con atacar a Atenas si esta no readmitía a Hipias, posibilidad que los atenienses rechazaron de plano aun a riesgo de entrar en conflicto con la gran potencia asiática.

Poco después se produciría la Revuelta jónica contra los persas de 499 a. C., apoyada calurosamente por Atenas.