Hipótesis del culto de las brujas

La hipótesis del culto de las brujas es una hipótesis pseudohistórica, comúnmente considerada en descrédito, que propone que la caza de brujas en la Europa de la Edad Moderna fue una tapadera para la persecución de una religión pagana, semiorganizada y milenaria, que sobrevivió a la cristianización del continente.Esta hipótesis fue originada por los teóricos alemanes Karl Ernst Jarcke y Franz Josef Mone en el siglo XIX, y la adoptaron más tarde el historiador francés Jules Michelet, la feminista americana Matilda Joslyn Gage y el folclorista Charles Leland.[2]​[3]​ Los especialistas en la Europa antigua consideran que la hipótesis del culto de las brujas carece de base documental,[4]​ y que las personas acusadas en las cazas de brujas medievales no eran integrantes de ninguna religión, sino que se trataba generalmente de víctimas de la histeria colectiva y las inquinas populares, y en algunos casos herejes y personas en desacuerdo con el dogma cristiano dominante.A pesar de esto, la hipótesis tuvo un considerable eco en la literatura moderna, influenciando a novelistas como John Buchan y Robert Graves y dando origen a la Wicca, un movimiento religioso neopagano del que sus miembros afirman que procede de una antiquísima religión brujeril.Un paso intermedio fue dado por Carlo Ginzburg, que postuló que los estereotipos modernos de la brujería podrían efectivamente provenir de elementos precristianos demonizados, aunque sin proponer por ello la existencia de una religión propia que lo fundamente.
El aquelarre (1789) de Francisco de Goya , representando al diablo flanqueado por brujas satanistas.