No hubo más remedio que realizar un agujero en la azotea del edificio para lograr introducirse en la vivienda de los hermanos.
Su hermano Homer, como la autopsia posterior reveló, falleció de hambre y sed en una lenta e interminable agonía.
Los hermanos acumularon todos los periódicos emitidos en la Ciudad de Nueva York durante aproximadamente tres décadas y media.
Herman Collyer ya mostraba un carácter excéntrico, pues tenía por costumbre ir a trabajar navegando en una canoa por el río Este de Nueva York.
Ello aparte de múltiples apariciones en noticias del periódico The New York Times entre 1939 y 1947.
El libro se permite algunas licencias con respecto a la realidad, aunque básicamente refleja lo que fue la vida de los excéntricos hermanos.