En 1762 la comunidad conventual recibe la imagen actual del Santísimo Cristo de la Expiración.
En 1797 el papa Pío VI le concede una bula pontificia con indulgencias plenarias que se podían obtener al amparo del Cristo de la Expiración.
En 1888 se refunda la cofradía a iniciativa del párroco de San Bartolomé, Eufrasio López Jimena, con el objetivo de dar culto a la imagen del Cristo de la Expiración resaltando Las Siete Palabras que pronunció Jesucristo en la Cruz.
Ese mismo año recibió del rey Alfonso XIII de España el título de «Real», por lo que se encuentra vinculada a la Casa Real Española.
Es un templo basilical de pequeñas proporciones: tres naves separadas por tres arcos formeros apuntados descansando sobre gruesas columnas y ábside circular en la cabecera.