Sus películas estaban dirigidas principalmente al público infantil.
Cuando tenía 26 años conoció al pintor Karel Dodal, considerado el padre de la animación checa, con el que más tarde contraería matrimonio, y con el que creó varias películas publicitarias de animación en la empresa Elektajournal.
Cuando, en 1939, tras la invasión alemana de Checoslovaquia, Dodal decidió exiliarse, primero en Estados Unidos, y luego en Argentina, Týrlová optó por permanecer en el país.
En 1946 produjo, en colaboración con Karel Zeman, la película Vzpoura hraček ("La rebelión de los juguetes"), que combinaba animación con imagen real.
El filme recibió el premio a la mejor película infantil en el Festival de Venecia.