Henrique Galvão

Henrique Galvão entró a la carrera militar desde muy joven, desde donde apoyó al presidente Sidónio Pais y fue nombrado administrador del municipio de Montemor-o-Novo.Firme creyente en la "misión civilizadora" del imperialismo de su país, Galvão desarrolló sus funciones en África con particular empeño y celo administrativo, aprovechando su estancia en esa zona también para escribir libros sobre la antropología y zoología de las colonias africanas portuguesas.Tras su estancia en Angola, Galvão volvió a la metrópoli en 1946 pero allí encontró que el régimen de Oliveira Salazar no premiaba sus servicios ni le otorgaba puestos administrativos de mayor relevancia, lo cual le hizo pasar a la oposición al régimen.Una vez exiliado, Galvão contactó con otros opositores al gobierno de Oliveira Salazar, caracterizándose por su determinación e insistencia en propugnar el derrocamiento inmediato de Salazar, lo cual le convirtió en un personaje popular entre muchos opositores al régimen, aunque sus ideas fueron firmemente rechazadas por el Partido Comunista Portugués que condenaba la idea de derrocar a Salazar cuanto antes alegando que "Portugal no estaba preparado para una revolución".En junio de 1962 un tribunal portugués condenó a Galvão "en ausencia" por cometer los delitos de secuestro, lesiones, y homicidio durante la Operación Dulcinea, ante lo cual el propio Galvão declaró en Brasil que dicha condena era simple persecución política del Estado Novo.Tras su discurso de 1963, Galvão quedó aislado políticamente por casi toda la oposición antisalazarista, siendo paulatinamente olvidado por la opinión pública.