Operación Dulcinea

[5]​ La ruta del Santa Maria era Lisboa-Madeira-Tenerife-La Guaira-Curazao-San Juan-Miami y viceversa, por lo cual Galvão planificó que sus hombres abordaran el paquebote en la ruta de retorno a Lisboa, aprovechando las escalas en La Guaira y Curazao.En la refriega, murió el tercer piloto João Nascimento Costa, y otros dos marinos que trataron de oponer resistencia o avisar al capitán de la nave, Mario Simões Maia, resultaron heridos.No obstante, Galvão requirió a Maia y sus tripulantes elegir entre unirse al DRIL, convertirse en prisioneros de guerra, o colaborar con los rebeldes para mantener operativa a la nave, eligiendo los tripulantes la tercera opción.No obstante, Galvão y sus hombres carecían de conocimientos náuticos y debieron pedir consejo al capitán Simões Maia sobre la forma de eludir a otras embarcaciones que pudieran detectarlos por sus radares, a lo cual Maia replicó que solamente una navegación en zigzag sería útil para este fin.Galvão aceptó este consejo, aún sabiendo que significaba un movimiento más lento de la nave, agotando combustible.En Castries los marinos portugueses narraron lo sucedido y horas después el Santa Maria fue seguido por el destructor británico Rothesay.Pese a esto, los gobiernos británico y estadounidense accedieron a seguir al Santa Maria, en tanto Portugal alegaba efectivamente que se trataba, si no de piratería, del secuestro de un buque con pasajeros civiles y por tanto de una violación del derecho internacional, más aún sabiendo que Estados Unidos debería intervenir al haber cerca de cuarenta ciudadanos estadounidenses entre los pasajeros secuestrados.La alternativa causó gran disgusto en el comando y en el propio Galvão pues implicaba renunciar a su ambicioso plan de estimular en África una auténtica revuelta contra Oliveira Salazar.No obstante, los hombres del DRIL tenían problemas para ejecutar su plan: tras la partida de los marineros portugueses necesitaban forzosamente una tripulación para operar una nave tan grande, así como combustible y suministros costosos para poder cruzar el Atlántico, ya que Galvão y sus hombres carecían de dinero para pagar estos gastos indispensables.Pese a la gran cobertura de la prensa internacional, el propio Galvão parecía considerar su proyecto como «incompleto» y sin resultados tangibles, aunque al menos había logrado publicidad para la lucha contra la dictadura portuguesa.
La liberación de los rehenes, filmada para un programa informativo –en neerlandés–.