Hemorragia posparto
Por otro lado, el manejo activo del alumbramiento, la multiparidad y el bajo peso al nacer demostraron un efecto protector.Después del ajuste, los factores de riesgo placenta retenida, embarazo múltiple, macrosomía y sutura perineal o vaginal permanecieron asociados estadísticamente en forma significativa.[13] Este es un cuadro que se caracteriza por presentar la falta contractibilidad adecuada de las fibras miometriales posterior a un parto o cesárea, lo cual impide la hemostasia fisiológica.La anatonía uterina se presenta debido a factores como: Las lesiones del tracto genital son las complicaciones más comunes de trauma obstétrico, encierra laceraciones de cuello y vagina, rotura e inversión uterina.[13] La ruptura uterina no ocurre con frecuencia, pero tiene mayor prevalencia a lo largo de la línea cicatrizal en mujeres que han atravesado por una cesárea.La ruptura uterina es causada por una sobredistensión, en donde se involucran factores como: gestación múltiple, polihidramnios, anomalías fetales, perforación iatrogénica, uso excesivo de uterotónicos y falla en reconocer una distocia del trabajo de parto con contracciones uterinas excesivas contra una restricción anular en la zona baja del útero.Como resultado, cualquier sangrado que tiene el potencial de dar lugar a una inestabilidad hemodinámica, si se deja sin tratamiento, debe ser considerada una hemorragia postparto y tratada como tal.[21] Las causas más comunes de la hemorragia puerperal son: atonía uterina, laceraciones del tracto genital y retención de tejido placentario, en menor medida desprendimiento placentario, coagulopatías (hereditarias o adquiridas), embolia amniótica y placenta accreta.[21] El tratamiento luego se dirige a solventar las posibles cuatro «T»s, pues son las causas más frecuentes de hemorragia postparto: La atonía uterina debe siempre ser tratada de manera empírica en el comienzo del puerperio.No se acostumbra ejercer presiones excesivas sobre el fondo del útero, ya que esto puede aumentar el riesgo de inversión uterina.En caso de encontrarse laceraciones o hematomas, con la presión directa puede ayudar a controlarse la hemorragia.Esto puede lograrse mediante la introducción de una toalla vaginal o una gasa absorbente en la cavidad uterina.El balón debe llenarse con la mayor cantidad posible de solución salina para producir suficiente taponamiento.Si estos dispositivos no están disponibles, una sonda Foley con un globo amplio (30 ml o más) puede ser introducido en el segmento uterino inferior.Las lesiones pueden evidenciarse varias horas después del parto, por presencia de dolor pélvico rectal, y signos vitales anormales, en estos casos se requiere de Embolización arterial, en situaciones más graves se puede utilizar una incisión y drenaje.Sin embargo el aplicar presión leve y continua puede prevenir la expansión de un hematoma.Ellos suele completarse al insertar la mano del examinador envuelta en gasa hasta el interior del útero con el fin de hacer un leve barrido por la cavidad uterina interna y remover con cuidado los fragmentos placentarios que estén aún adheridos.Administración Médica: Los agentes uterotónicos son la primera línea de tratamiento para hemorragias del puerperio causadas por atonía uterina, cuando los agentes uterotónicos fallan se debe recurrir a otros procedimientos como taponamiento o técnicas quirúrgicas.[3] Si el momento de la emergencia el balón no se encuentra disponible, el útero puede ser envuelto en gasa, para su extracción se deben contar cada gasa y atarlas juntas para evitar dejarlas dentro del útero.[3] Embolización de la Arteria Uterina (EAU) Las candidatas a este proceso clínico deben presentar sangrado lento y persistente y con falla en todos los procesos no invasivos anteriores, cuanto la EAU tiene éxito la mujer conserva el útero y su fertilidad posterior, en casos más graves la mujer puede llegar a perder el útero, tener problemas de infertilidad, complicaciones en embarazos posteriores , partos prematuros, restricción del crecimiento fetal.[24] Procedimiento quirúrgico rápido de realizar y muy conocido, no conserva la fertilidad del paciente, es la opción más segura cuando el cirujano es menos experimentado o cuando han fallado las ligaduras arteriales.[24] Al momento del parto las mujeres son susceptibles de poner en riesgo su vida ya que pueden sufrir una hemorragia.[25] Aunque en muchos países en desarrollo aún se utiliza el manejo expectante de la tercera etapa del parto se ha demostrado en la comparación en los estudios realizados por Bristol y Hinchingbrooke acerca del manejo activo de la tercera etapa del parto (MATEP) versus el manejo expectante o fisiológico de la tercera etapa del parto, que cuando se realizó el manejo activo la incidencia de hemorragia posparto fue significativamente menor (5,9% con MATEP vs.